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domingo, 24 de julio de 2011

HERMANDAD DEL CACHORRO

PONTIFICIA, REAL E ILUSTRE HERMANDAD DEL SANTÍSIMO CRISTO DE LA EXPIRACIÓN Y NUESTRA MADRE Y SEÑORA DEL PATROCINIO



La Hermandad del Cachorro tiene su sede en la Capilla del Patrocinio, situada en la Calle Castilla del Barrio de Triana. Dos pasos procesionan cada Viernes Santo con esta hermandad: el Cristo conocido como El Cachorro, y la Virgen del Patrocinio.
 Diversas han sido las teorías acerca de la fundación de este templo estrechamente ligado al origen de la corporación. Los historiadores aluden a una corporación con hospital propio fundada por gentes de color en 1584 en la cercana calle Portugalete, como Hermandad penitencial de Nuestra Señora del Rosario. Debido a los pleitos de exclusividad que sobre esta advocación interpuso la comunidad dominica de Sevilla hubieron de ir variando sucesivamente tal título, a la par que por diversas vicisitudes mudaban también de ubicación. 
 En 1660 se le otorgó que pudieran tomar a censo perpetuo un pedazo de tierra calma que pertenecía a las monjas del Dulce Nombre y en cuyo suelo levantaron la Capilla, al tiempo que al reavivarse el litigio con los dominicos, adoptaban finalmente la advocación de Virgen del Patrocinio.
Junto a estas indagaciones, el fervor popular ha asumido la creencia de que esta advocación se había creado en torno a una imagen gloriosa encontrada en el brocal de un pozo, en cuyo lugar se levantó un primer templete dándole culto bajo el nombre de Patrocinio.
Y que en la real visita del monarca Felipe IV a Sevilla en 1624, una tarde que paseaba en su falúa por el río, acudió a postrarse ante dicha imagen, cuyo título tanto defendería posteriormente en gratitud por los favores dispensados por la Virgen durante su reinado, extendiéndolo entre sus reinos y consiguiendo de Roma en 1656 la institución de la Fiesta del Patrocinio de Nuestra Señora. Por este motivo la Hermandad ha organizado desde tiempo inmemorial, cada año, solemnes sufragios por su alma.
En esa misma capilla se instituyó otra cofradía en Triana con el título de la Expiración de Cristo y Nuestra Señora de la Paz, y que siete años después, en abril de 1689, se uniría a la propietaria del templo. 


La Capilla es el resultado de la fusión de la antigua capilla barroca de finales del XVII con diversas reformas en épocas posteriores, y una moderna del siglo XX. Con la bendición del nuevo templo en 1960, el antiguo quedará como Capilla del Sagrario. 

La antigua capilla consta de una sola nave cubierta por bóveda de medio cañón y coro alto a sus pies. En la cabecera se conserva el antiguo retablo, procedente de la Iglesia de San Alberto. Se trata de un retablo barroco conformado por un banco, cuerpo  y ático. Con decoración vegetal y calles separadas por estípites, está presidido por la antigua imagen gozosa de la Virgen con el Niño, que es una talla de candelero de 0,60 m de altura, fechable en el siglo XVIII. En la calles laterales se sitúan mediorrelieves ovalados de San Lorenzo y San Francisco, así como imágenes de San Leandro y San Isidoro, mientras que en el ático encontramos un altorrelieve con la muerte de San José, flanqueada por otras esculturas menores. En el lado izquierdo del presbiterio encontramos la primitiva dolorosa de la hermandad, atribuida a Cristóbal Ramos, que fue sustituida en 1621, por una nueva talla, que perecería en el incendio de 1973.



La capilla moderna, paralela a la antigua, fue construida entre 1946 y 1964, según proyecto de Aurelio Gómez Millán. Posee estructura semejante a la anterior, de planta de cruz latina es de una sola nave con presbiterio, crucero y coro a los pies, todo cubierto con bóveda de medio cañón con arcos fajones y lunetos. El crucero se cubre con cúpula con linterna que recuerda los modelos de la arquitectura barroca sevillana, contrastando con el resto del edificio de cierto regusto neoclásico. En su interior destacan los zócalos decorados con azulejos representando escenas de la vida de Jesús, con diseños como los del pintor Juan Antonio Rodríguez. En la cabecera luce el nuevo retablo para el Cristo de La Expiración ejecutado en mármol, bronce y mareda que es obra en el diseño de Francisco Javier Sánchez de los Reyes, bajo la idea previa de Jacinto Pérez Elliot, y ejecutado en madera por Pedro Manuel Benítez Carrión, y dorado por el taller de los Hermanos González. Fue estrenado y bendecido en octubre de 2010.
En el lado izquierdo del crucero, en un retablo rococó, figura la talla de la actual Dolorosa del Patrocinio, realizada por Don Luis Álvarez Duarte den 1973, recordando el modelo de la desaparecida en el incendio. 


La fachada se comenzó en 1964. Presenta una portada adintelada realizada en ladrillo tallado con arquivoltas, de las que la exterior, se decora con veintiún tableros cerámicos de color azul cobalto que representan los misterios del Santo Rosario, escenas de la vida de la Virgen y de Jesús. En el tímpano se representa la Piedad. La decoración de la misma se completa con un óculo y la espadaña de tres vanos y frontón recto partido que da cobijo al escudo de la Hermandad.



SANTÍSIMO CRISTO DE LA EXPIRACIÓN



El Santísimo Cristo de la Expiración es obra documentada de la producción de Francisco Antonio Ruiz Gijón de 1682, que destaca brillantemente por su calidad y maestría. La crítica la ha considerado "el cenit del barroquismo de la escuela sevillana", es el último gran eslabón en la evolución del crucificado concentrándose en esta obra de forma genial lo que otros imagineros -Montáñés, Mesa, Arce, Roldán- han ido aportando durante el siglo XVII. Imagen en madera de pino de flandes policromada, midiendo 1,89 metros, que representa el momento mismo de la muerte, el periodo preliminar de la agonía y defunción. Sintetiza en su moribunda agonía al Dios Salvador y al Hombre Sufriente. 



Refleja, de forma realista, los signos palpables que preludian la inevitable agonía y muerte del Redentor: manos crispadas con arrugamiento de las palmas de las manos y pies;  ojos vidriosos y entreabiertos elevados al cielo, notándose como adopta el ojo derecho un efecto vidrioso y arrugado así como una mancha negruzca; labios acardenalados con proyección de la lengua hacia afuera, dejando ver hasta la garganta; el tórax levantado en inspiración estertosa con las piernas contraídas y un tono amarillento de toda la piel. La muerte ha llegado pero aún hay un aliento de vitalidad, parece que sigue resbalando la sangre caliente sobre el pecho y vientre. 
Esta visión realista de la agonía mostrada en un cuerpo desnudo de suave modelado, contrasta con los sueltos y agitados paños de pureza, resueltos en talla entrecortada zigzagueante, con efectos de claroscuro agitados por la tormenta de la hora nona, y una cabeza de abundante y serena cabellera.





El paso de Cristo es de traza neobarroca, debiéndose su diseño y talla a Manuel Guzman Bejarano (1968). Es un canasto de gran movimiento de líneas, con adornos de motivos vegetales, encuadrado en lo mejor de la tradición conceptual asimilada de pasadas centurias, donde destaca la combinación y contraste de la talla de la madera, dorada y policromada, con el empleo de la plata para las cartelas. En 1986 se restaura el canasto del paso por el dorador Angel Feria. En 1996 ha sido bastante remodelada dicha canastilla por Guzmán Bejarano y el dorado por Manuel Verdugo (1999). 




Completando la decoracíón del paso, nos encontramos con una serie de cartelas relativas a la Pasión y Muerte de Jesucristo, profetas, ángeles y arcángeles. En las esquinas del canasto se sitúan los Arcángeles; en los  costeros del canasto, los Profetas Isaías, Jeremías, Daniel y Elías,  ángeles (16) y cartelas con escenas de la Pasión (4). En los respiraderos hay ocho cartelas, siete relativas a la Pasión de Cristo y una delantera que representa el escudo de la hermandad. Exceptuando los Arcángeles que fueron tallados por José Antonio Navarro Arteaga en 1998, el resto de los elementos decorativos son obra de Juan Borrero y Francisco Fernández en 1974. El diseño de las cartelas se debe a Francisco García Madrid y Rafael Barbero Medina. Comenzando por la delantera del paso, se distribuyen de la siguiente manera:


Cartela de La Piedad en el canasto


Detalle de La Piedad


Cartela con escudo de la Hermandad en el respiradero de la parte delantera


Arcángeles de las esquinas delanteras, izquierda y derecha, respectivamente


Costero derecho: Profeta en la parte superior y escena del Beso de Judas en el respiradero


Detalles del Profeta



Detalle de la cartela del Beso de Judas


Cartelas de la parte central del costero derecho: Oración en el Huerto en la parte superior y Calle de La Amargura en el inferior


Detalles de La Calle de La Amargura




Detalle de la Oración en el Huerto


Para finalizar el costero derecho, se vuelve a repetir el esquema de Profeta en la parte superior y cartela del Calvario en la inferior


Detalles de la Cartela del Calvario



Detalle Profeta flanqueado por ángeles de plata


En la trasera del paso nos encontramos con la escena de Jesús atado a la columna en la parte superior (canasto) y la Extalación de la Cruz en la parte inferior (respiraderos)


Detalle Exaltación de La Cruz


Detalle Jesús atado a la Columna


Arcángeles de la parte trasera del paso, izquierdo y derecho respectivamente


Siguiendo por el costero izquierdo, nos encontramos con un nuevo Profeta en la parte superior y la cartela del Descendimiento en la inferior


Cartela del Descendimiento


Profeta


En la parte central de este costero izquierdo, en la parte superior la Coronación de Espinas, y en la inferior el Santo Entierro


Cartela del Santo Entierro


Cartela de la Coronación de Espinas y detalle de la misma



Para finalizar, en la parte superior se sitúa un nuevo Profeta y en los respiraderos la cartela con la escena de     La Resurrección


Profeta



Cartela de La Resurrección


A continuación mostramos una selección de algunos de los ángeles de plata que enmarcan las cartelas y profetas del canastillo





Otros detalles que completan la decoración del paso como son las cabezas de querubines y  motivos vegetales entre otros





El paso se adorna con seis candelabros de guardabrisas diseñados y ejecutados por Manuel Guzmán Bejarano en 1998, y seis faroles de orfebrería plateada, realizados por Juan Borrero y Francisco Fernández en 1974


Las maniguetas fueron realizadas por Manuel Guzmán Bejarano en 1998


El llamador es obra de Jorge Ferrer en 1929, es el tercero más antiguo de las Cofradías sevillanas, realizado en bronce plateado según diseño de Francisco Montenegro. Representa un putti erguido con guirnaldas y querubines


Altar de insignias


La Cruz de Guía, realizada en carey con apliques de plata, obra de Rafael Román de 1917. Los faroles que la acompañan son obra de Villarreal. Los paños de las bocinas están inspirados en los bordados del palio.





El sinelabe es una ostentosa y original insignia de lamé brocado con bordados de oro, plata, seda y lentejuelas. Fue realizada en 1922 por Victoria Caro según diseño de Ignacio Gómez Millán. De forma vertical e irregular, en su parte central, mediante combinación de bordados, muestra una inmaculada, de donde parte hasta su extremo el lema "SINE LABE CONCEPTA", entre una profusión de hojarascas,  rosas, y otros motivos vegetales.


Guión de Pasión. Los bordados se deben al taller de Carrasquillas, mientras que el asta y el remate son de plata realizados por Emilio García Armenta en 1970


Banderín de Tierra Santa, con diseño y bordados del jienense Juan Carlos Colmenero en 1998


Guión de Caridad con diseño de José Ramón Paleteiro y bordados de Sobrinos de Esperanza Elena Caro en 1997. Asta y remate en plata de Villarreal en 1997


Guión de Juventud, con diseño de José Ramón Paleteiro, con bordados de Sobrinos de Esperanza Elena Caro y pinturas de José Romero. El asta y remate son obra de Villarreal 1997.




NUESTRA MADRE Y SEÑORA DEL PATROCIONIO


La imagen actual fue realizada por Don Luis Álvarez Duarte en 1973, en madera de cedro y una altura de 1,67m, imitando las facciones de la antigua, perdida en el incendio de ese mismo año. De profunda expresión serena, inclina su cabeza hacia el lado izquierdo. Sus ojos, que se encuentran pintados sobre la madera, dirigen su mirada hacia el lado izquierdo mientras la baja. Las pestañas son postizas y carece de lágrimas. Su boca aparece cerrada, confiriéndole cierta austeridad. Las manos extendidas portando un pañuelo en la derecha y un rosario en la izquierda. Los restos calcinados de la antigua imagen mariana se introdujeron en el interior del busto de la escultura actual. 



Desde 1750 se tiene constancia de que procesionaba la Dolorosa del Patrocinio tras el Cristo de la Expiración. Dicha escultura mariana, está catalogada como obra del insigne escultor e imaginero Cristóbal Ramos. Desde 1879 experimentó ciertas alteraciones en su policromía, causa que justificó su posterior sustitución por una nueva talla. Esta Dolorosa se encuentra en la Capilla del Sagrario.
La nueva imagen fue adquirida en 1921 a un anticuario de Carrión de los Céspedes, según una versión, o a una señora instalada en la Calle Pagés del Corro, en otra. Lo cierto es que Joaquín Bilbao la restaura y transforma en Dolorosa. Por su parte, el escultor Adolfo López le realiza unas nuevas manos, que no se quemaron, y que aún conserva la Hermandad. Desgraciadamente esta imagen es pasto de las llamas, viéndose sustituida por la imagen actual.



La corona fue realizada en 1974 por el orfebre Fernando Marmolejo que viene a sustituir a la perdida en el comentado incendio de 1973. Esta magnífica pieza de perfecto perfil circular, ostenta un abultado aro que se ajusta a las cienes de María con decoración vegetal repujada. El canasto se encuentra cuajado de decoración, también vegetal, aunque esta de mayor desarrollo y frondosidad. Dentro de su volumetría se pueden contemplar cabezas aladas de querubines con un nimbo. La carencia de imperiales hace que el remate de este canasto lo realice a base de grandes penachos sobre las testas comentadas, adquiriendo una cierta morfología rococó. La ráfaga se vertebra gracias a una aureola circular decorada a base de pequeñas ovas. En el interior la ornamentación vegetal, esta vez mucho más estilizada, muy calada, enmarca el escudo de la corporación, con el águila bicéfala símbolo representativo de las dos hermandades que la componían. Exteriormente se da una triple alternancia: rayos ondulantes con otros rectilíneos de dos tamaños diferentes, aunque los dos culminados por estrellas de ocho puntas, con decoración interior acorde con la proporción de cada uno. Una gran cruz con gran desarrollo decorativo en sus brazos centra el conjunto.


El paso de palio fue encargado en 1922 al taller de Hijos de Miguel del Olmo, representando uno de los ejemplos más característicos de la alternativa estilística que supuso este taller al estilo juanmanuelino. El techo llevaba bordada inicialmente la imagen de la Inmaculada Concepción. El resto con motivos geométricos orientalizantes fue elaborado en hojilla de oro según diseño de Herminia Álvarez Udell. El palio tiene la peculiaridad de no llevar flecos, sino adornos acaracolados colgantes. Todo se realizó bajo dirección de Concepción Fernández del Toro. En 1937 se sustituye la imagen de la Inmaculada de la gloria,   por el escudo de la corporación. 



Las bambalinas están realizadas completamente sobre malla de oro, no llevando flecos de oro, sino unos colgantes llamados "lágrimas", situando como remates un florón realizado en metal, y con piedras cristalinas, que se le añadirían en la década de los cuarenta. Los cordones que cuelgan de los varales son distintos a los de otros palios, ya que representan galletas, en pasamanería, con apliques de piedras rojas, repitiéndose en las maniguetas antiguas, de tamaño algo menos y bordadas en plata, que son un magnífico testimonio de la labor del taller Hijos de Miguel Olmo, que se especializó en la pasamanería. Los juegos florales que ornamentan los tres paños en que se articulan las bambalinas muestran la habilitad técnica y la minuciosidad decorativa propia del quehacer del citado taller. 



El techo de palio confeccionado en 1923 por los talleres de Olmo, siguiendo el diseño de Herminia Álvarez Udell, bajo la dirección de Concepción Fernández del Toro. Presenta en su diseño un elemento innovador, la gloria va encuadrada en un rectángulo bordado sobre terciopelo granate, que circunda una cenefa realizada en malla. El escudo de la hermandad fue realizado con sedas de plata y oro.










El manto se estrenó en 1926, siendo realizado por el taller Hijos de Miguel del Olmo, con diseño de Herminia Álvarez Udell, y la dirección artística de Concepción Fernández del Toro. Junto con el manto de la Virgen del Socorro, serían las últimas obras relevantes del taller. Se bordó con hilos metálicos dorados, sobre terciopelo burdeos, realizado con punto de hojillas, con un diseño basado en líneas concéntricas y un refinado dibujo de motivos ornamentales de perfiles muy estilizados, con una banda inferior de entrelazados que recuerda el programa estilístico del propio techo de palio. El estilo es barroco-persa, cuyos dibujos volvería a reproducir el estandarte de la corporación, los paños de bocina y el senatus. La última reastauración ha sido ejecutada por los talleres de Santa Bárbara en 2003.











Los varales fueron ejecutados en plata por Jorge Ferrer en 1940. Presentan una estructura de veinte nudetes sencillos, de diverso tamaño, con cabeza de angelito en el centro, rematando en una perilla con colgadura de racimo.


Los respiraderos fueron realizados por Fernando Marmolejo en 1974. Se apartan de los modelos de estructura rectilínea, ya que aparecen repujados con un tapiz de motivos vegetales. En el centro del frontal aparece el escudo de la Hermandad, y los moldurones presentan decoración de volutas dividiendo los distintos paños con ramos de flores repujados. Los faldones son de terciopelo burdeos.








El paso va adornado con jarras de diferente tamáño, con un total de veintiocho jarritas dispuestas entre la delantera del paso y los laterales flanqueando a las jarras medianas y jarrones; dos jarras medianas y seis jarrones. todas ellas realizadas en plata por el taller de Emilio García Armenta en 1967. 



Los jarrones presentan escudos de la Hermandad, de la Ciudad, del Cabildo Catedralicio, de España y de las ocho provincias andaluzas



Jarras medianas que se sitúan entre el primer entrevaral de cada costero


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La peana se debe a Fernando Marmolejo Camargo y se estrenó completamente en 1977. Realiza en plata, se caracteriza por su amplitud y altura, de planta rectangular achaflanada en las esquinas delanteras destacando sus bellos motivos decorativos. En la parte delantera, una jarra con un gran ramo de flores, y una pareja de angelotes en los extremos. En los chaflanes de las esquinas se sitúan unos grandes roleos quebrados terminados en volutas.



Llamador, realizado en plata por los Hermanos Delgado en 2003


En la delantera del paso, y enmarcadas por jarritas, se ubican las miniaturas de San Isidoro y San Leandro, realizadas en plata por Emilio García Armenta 


La miniatura de la Virgen del Rocío, fue ejecutada por Jorge Ferrer Caro, siendo una obra maestra de orfebrería para palio. Se ubica en la calle de la candelería tras el llamador. Fue donación de la Hermandad del Rocío de Triana como prueba del hermanamiento entre ambas corporaciones. El rostro y manos de la imagen se realizaron en marfil, mientras que el resto en plata de ley, con los atributos sobredorados, destacando las flores que circundan su silueta, también en plata y las salamanquesa se que posa sobre el hombro izquierdo de la virgen, alarde de la pericia técnica de su autor, a lo que se une la preciosa peana de escasas dimensiones, con la singularidad de que el escudo de España, que figura en su cartela delantera, es una reproducción de una moneda alfonsina de plata. 



La candelería consta de ciento diez piezas, de las cuales, treinta y dos fueron realizadas por Emilio García Armenta en 1962, y el resto por el Taller de Viuda de Villarreal de entre 1985 a 1995, todas ellas en plata

Los candelabros de cola fueron realizados igualmente por Jorge Ferrer en 1942. Constan de diecisiete brazos terminados en guardabrisas con coronilla. El basamento de los mismos repite la imagen del águila bicéfala símbolo de la Hermandad. 








Detalle de las maniguetas realizadas por Jorge Ferrer Caro en madera tallada con apliques de plata
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